Publicado por: Nayely Elisabeth Rodriguez Chavez
EL GATO
No
conozco a la persona que le ocurrió esto, ni siquiera de cerca, pero quien me
lo contó fue una amiga de la víctima.
Un
amigo suyo fue a la casa familiar de otro amigo, y le invitaron a pasar allí la
noche. Accedió gustoso y comprobó que le habían dejado para él solo una
habitación alejada, pequeña y algo fría, pero donde tendría intimidad.
La cama era algo dura
y podía notar que el colchón estaba viejo y no era precisamente uno de esos
modernos Flex que tienen abajo un somier, pero no importaba, tan sólo iba a
pasar una noche. Tampoco importaba aquel olor a viejo y a cerrado. Se recordó
una vez más que tan sólo serían unas horas.
Y la
noche le reparó una desagradable sorpresa.
Estaba
ya dormido cuando le despertó una sensación de peso y ahogo. Abrió los ojos y
sintió la presión en el esófago, una especie de peso muerto que le aprisionaba
y le impedía respirar bien. De pronto ese peso cambió hacia otro lado de su
cuerpo y hacia otro y hacia otro, y supo que alguien le estaba pisando... Ahogó
un grito de terror y trató de relajarse. La experiencia terminó dejándole un
miedo exacerbado en su interior que apenas le permitió conciliar el sueño de
nuevo. A la mañana siguiente rememoró con escalofríos el suceso y supo que no
lo había soñado, que alguien o algo habían estado caminando por su cuerpo.
Preguntó
a su amigo a quién perteneció la habitación y éste le contestó que a su abuela,
pero que no se preocupara porque ya no estaba viva.
Indagando
más descubrió que su abuela había tenido un gato que la adoraba. Y el fantasma
de aquel gato, seguramente avisando al intruso que había usurpado la cama de la
abuela, le había hecho una visita y declarado la guerra. No hubo más guerra,
por supuesto, porque el chico jamás volvió a dormir allí.
Muy buena historia.
ResponderBorrarQue miedo xD
ResponderBorrarjajaja, muy buen blog.